Respuesta:
Existen numerosas razones para incorporar la actividad física en tu vida diaria. La actividad física regular puede mejorar tu calidad de vida a medida que envejeces, manteniéndote activo y conectado con tu familia y comunidad. También puede ayudarte a gestionar o retrasar algunas de las enfermedades crónicas a menudo asociadas al envejecimiento. El envejecimiento no tiene por qué ser visto como algo negativo que simplemente «nos pasa». Por el contrario, mantenernos activos físicamente nos permite desempeñar un papel proactivo en nuestro propio proceso de envejecimiento. La actividad física puede ayudarnos a llevar una vida más feliz, saludable y plena.
Consejos para los profesionales del ejercicio:
Durante muchos años, los profesionales del ejercicio se han centrado principalmente en los beneficios médicos o para la salud del ejercicio y la actividad física a la hora de animar a las personas sedentarias a ser más activas. Aunque motivaciones como la reducción de los niveles de colesterol, la mejora de la función cardíaca y el aumento de la densidad mineral ósea pueden ser efectivas para algunas personas, es posible que no estos propósitos no resuenen con fuerza en toda la gente mayor.
Como profesionales del ejercicio, es importante destacar que la actividad física regular puede ser gratificante, mejorar la calidad de vida y permitir que las personas mayores sigan realizando las actividades que les gustan. Es poco probable que un enfoque único de la motivación sea efectivo para todos los adultos mayores. Por tanto, los profesionales del ejercicio deberían esforzarse en entender las necesidades y motivaciones de cada individuo, y familiarizarse con diversas estrategias de motivación para identificar las técnicas más efectivas para cada persona.
Respuesta:
Lo ideal es que realices, al menos, 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada (o una combinación de actividad física de moderada a vigorosa) a la semana, junto con dos días de entrenamiento de fuerza que duren al menos 20 minutos. Los adultos mayores también deberían incluir ejercicios específicos para el equilibrio al menos dos veces por semana. Sin embargo, comienza haciendo lo que puedas y busca gradualmente oportunidades para aumentar tus niveles de actividad. Si hace tiempo que no estás activo, comienza lentamente. A lo largo de varias semanas, aumenta progresivamente la duración y la frecuencia de tus actividades. Reducir la cantidad de tiempo que pasas sentado cada día es un buen punto de partida, sustituyendo los períodos sedentarios por actividad física ligera o moderada.
Consejos para los profesionales del ejercicio:
Es importante reconocer que, para muchas personas mayores, el objetivo de 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada por semana puede resultar abrumador y disuadirles de realizar un esfuerzo para volverse más activos. Como profesional del ejercicio, es vital ayudar a las personas mayores a entender que es perfectamente aceptable empezar con niveles de actividad física asimilables y no intimideantes, e ir aumentando paulatinamente a medida que mejoran sus niveles de confianza y confort. Fomentar una progresión lenta y constante les ayudará a sentirse más capaces y motivados para mantener un estilo de vida activo.
Respuesta:
No hay un único «mejor ejercicio” que se adapte a todas las personas. La edad avanzada puede abarcar un amplio rango, desde los 65 hasta los más de 100 años, lo que hace imposible recomendar un enfoque único de la actividad física. Hay personas mayores que pueden correr maratones o competir en triatlones, mientras que otras pueden preferir andar, hacer jardinería o practicar tai chi. Para algunos, el ejercicio puede incluso realizarse mientras están sentados o en la cama. Lo más importante, independientemente de la edad o capacidad, es evitar la inactividad. La actividad física variará de una persona a otra, por lo que es aconsejable elegir actividades que realmente te gusten. Si es posible, intenta incluir una combinación de actividades que promuevan la resistencia, la fuerza, la flexibilidad y el equilibrio.
Consejos para los profesionales del ejercicio:
El mejor programa de ejercicio o actividad física es aquel en el que los usuarios están dispuestos y son capaces de hacer con regularidad, que disfrutan y que mejora su calidad de vida. Para algunos, esto podría implicar un programa de ejercicio grupale estructurado en un centro comunitario, mientras que para otros podría ser algo menos formal, tales como desplazamientos activos, jardinería o pasear al perro.
Muchos profesionales del ejercicio están familiarizados con el ambiente de los centros de fitness tradicionales debido a su formación en deportes y ejercicio. Sin embargo, es importante reconocer que no toda la gente mayor ha tenido experiencias igualmente positivas con programas de ejercicios estructurados. Trabaja estrechamente con los usuarios para entender sus objetivos, aspiraciones y preferencias personales. Para algunas personas, identificar maneras de incorporar la vida activa a sus rutinas diarias puede ser más eficaz que simplemente derivarlas a un gimnasio o a un programa comunitario. Un aspecto clave de tu papel es ayudar a los usuarios a encontrar el enfoque de actividad física que mejor se adapte a su estilo de vida y necesidades.
Respuesta:
Por lo general, es mejor repartir la actividad física a lo largo de la semana, con el objetivo de estar activo, al menos, entre 3 y 5 días. Elegir actividades que te gusten, que sean cómodas y asequibles, puede facilitar que te mantengas activo/a la mayoría de los días. Intenta variar tu rutina para que no realices siempre la misma actividad todos los días. Algunos días puedes pasear por tu barrio con un amigo o familiar, mientras que en otros puedes participar en un programa de ejercicios más estructurado en un centro comunitario. Muchas personas encuentran que llevar un contador de pasos les ayuda a realizar un seguimiento de sus niveles de actividad y les motiva a moverse más. Los días en los que no has acumulado muchos pasos, un paseo después de la cena puede ayudarte a mantenerte encaminado y comprometido con un estilo de vida activo.
Consejos para los profesionales del ejercicio:
Como profesional del ejercicio, una de las cosas más importantes que puedes hacer por los usuarios es capacitarles para que se mantengan activos de manera independiente, y no depender solo de ti para realizar su actividad física. La mayoría de la gente no tiene el tiempo ni la motivación para participar en un programa de ejercicio estructurado todos los días. Trabaja con los usuarios para desarrollar estrategias de actividades que puedan adaptarse a sus propios horarios y rutinas. Para ayudar a las personas mayores a entender que hay muchas maneras de mantenerse activos, puedes asistirles en la creación de un programa de actividades personalizado y completo. Esto les animará a mantenerse activos la mayoría, si no todos, de los días de la semana.
Respuesta:
Olvídate del viejo dicho de «sin dolor, no hay mejora»: ¡simplemente no es cierto! A muchos de nosotros nos hicieron creer que la actividad física debe ser dolorosa o agotadora para ser beneficiosa, pero no es así. Hay muchas opciones excelentes para aquellos que no pueden o prefieren no realizar ejercicio intenso. Caminar es una manera fantástica de aumentar los niveles de actividad, y actividades como los estiramientos, los ejercicios de taichi o los ejercicios en la piscina también son excelentes opciones. Por ejemplo, organizaciones como Arthritis Foundation ofrecen programas de ejercicio acuáticos diseñado específicamente para personas con artritis y enfermedades articulares. La jardinería y el trabajo al aire libre también pueden ser formas placenteras de realizar actividad física. Recuerda que lo importante no es qué actividad eliges, sino evitar la inactividad total.
Consejos para los profesionales del ejercicio:
Prescribir ejercicio y actividad física es un arte y una ciencia. Los profesionales del ejercicio con mayor éxito son los que destacan en ambas áreas. El simple hecho de presentar a los usuarios las últimas directrices científicas puede no ser suficiente para motivarles a cambiar su comportamiento. Para animar con éxito a las personas sedentarias a ser más activas es muy importante prestar mucha atención a sus necesidades, objetivos y preferencias. Trabajar juntos para diseñar un programa significativo que aborde sus retos y barreras personales es clave para inspirar un cambio duradero.
Respuesta:
La inactividad física es un factor de riesgo importante para una amplia gama de situaciones que afectan al estado físico y emocional de las personas. Un estilo de vida sedentario está asociado a enfermedades del corazón, obesidad, diabetes y otros problemas de salud. La inactividad está también relacionada con la baja autoestima y la depresión. La actividad física regular puede tener un impacto positivo en estas situaciones. Numerosos estudios han demostrado que la actividad física puede ayudar a frenar la pérdida de masa muscular y ósea que a menudo acompaña al envejecimiento.
Además de los beneficios físicos y psicológicos, la actividad física aporta también ventajas en las relaciones sociales de las personas. Muchas personas mayores gozan de programas de ejercicios en grupo que, aparte de los beneficios en la condición física, les ofrecen valiosas oportunidades de interacción social. Incluso quienes prefieren ser activos solos o con una pareja pueden beneficiarse de una mejora de la fuerza y la resistencia, lo que les permite seguir participando en las actividades de la vida diaria con más facilidad.
Consejos para los profesionales del ejercicio:
Se requiere más investigación científica para determinar el tipo, la intensidad y la duración específica del ejercicio necesario para conseguir determinados resultados clínicos. Cuando se trabaja con personas mayores con condiciones específicas, es esencial recomendar programas de ejercicio que hayan demostrado ser efectivos para estas necesidades particulares. Los profesionales del ejercicio deben tener una clara comprensión del público objetivo de cada programa y sentirse seguros para discutir los beneficios y las limitaciones con los usuarios.
Por ejemplo, si se nos deriva una mujer mayor con osteoporosis que busca mejorar su densidad mineral ósea, recomendar un programa de caminatas y ejercicios de calistenia de baja intensidad en el centro comunitario podría no ser la opción más eficaz. Los profesionales del ejercicio deben familiarizarse con las diferentes oportunidades de ejercicio disponibles en su comunidad y trabajar en colaboración con los usuarios para identificar la opción más adecuada y beneficiosa para cada individuo.
Respuesta:
Las visitas periódicas a tu médico o profesional de la salud son siempre una buena idea e, idealmente, todo el mundo debería compartir con su médico cualquier cambio previsto en sus niveles de actividad. Sin embargo, las revisiones periódicas no siempre son factibles, y el hecho de no tener acceso al médico nunca debe utilizarse como una excusa para la inactividad. La mayoría de la gente mayor puede encontrar un programa de actividades seguro y eficaz que se adapte a sus necesidades. Si no tienes un médico asignado cercano, considera consultar a un especialista en ejercicio físico u otro profesional sanitario cualificado
Consejos para los profesionales del ejercicio:
Aunque existen algunos riesgos asociados con la actividad física regular, los riesgos de llevar un estilo de vida sedentario son mucho mayores. El riesgo de lesiones u otras complicaciones está ligado a la intensidad de la actividad. La actividad física de baja intensidad reduce la probabilidad de lesiones y dolor muscular y, con frecuencia, es más asimilable que las rutinas de intensidad de moderada a alta.
Aunque la actividad de baja intensidad tiene menos riesgos, la actividad física de intensidad moderada por lo general ofrece el mejor equilibrio de beneficios y riesgos, y debería ser el objetivo para la mayoría de las personas mayores. Aunque es aconsejable la comunicación continua con un servicio de atención médica, la necesidad de su implicación antes de iniciar un programa de actividad física depende del estado de salud de la persona, así como del tipo e intensidad de la actividad planificada.
La clave es empezar con una actividad física de baja intensidad e ir aumentando gradualmente la intensidad con el tiempo. Siempre que sea posible, las sesiones de actividad incluirán una fase adecuada de calentamiento y enfriamiento. Fortalecer los músculos en torno a las articulaciones que soportan peso, especialmente las rodillas, también puede ayudar a reducir el riesgo de lesiones músculo-esqueléticas.
Respuesta:
¡Sí! Casi todo el mundo puede encontrar un programa de ejercicios seguro y eficaz adaptado a su estado de salud, objetivos de actividad física y preferencias personales. El estilo de vida sedentario conlleva un riesgo mucho mayor para la salud que empezar un programa de actividad física de intensidad ligera a moderada. El problema más común a la hora de iniciar una rutina de ejercicio es el dolor muscular en las primeras semanas. Sin embargo, puedes reducirlo aprendiendo a escuchar las señales de tu cuerpo.
Los días en los que te sientas cansado o cansada, tómate las cosas con más calma; los días en los que te encuentres mejor, ¡aprovéchalos al máximo y disfruta de la actividad! Entender y respetar las señales de tu cuerpo te ayudará a ajustar tus niveles de actividad a medida que envejezcas. La mayoría de la gente mayor no corren o bailan con tanta energía a los setenta años como lo hacían a los veinte ,y quizá no quieren. Muchos creen que la clave para envejecer bien está en la adaptación a las necesidades y circunstancias cambiantes, a la vez que se mantienen activos y comprometidos con la vida.
Consejos para los profesionales del ejercicio:
Como profesional del ejercicio, es importante trabajar dentro de las normas y regulaciones establecidas por las empresas y las instalaciones deportivas que utilicéis. Sin embargo, no debe suponerse que siempre se requiere un control obligatorio previo al ejercicio, especialmente para la gente mayor relativamente sana y que vive bien integrada en la comunidad.
Respuesta:
¡No, nunca eres demasiado mayor para hacer ejercicio! La actividad física beneficia a personas de todas las edades, incluidas las de noventa e incluso las mayores de cien años. Mucha gente como tú se mantiene activa todos los días. Puedes encontrar un programa de actividad física que te guste, que te haga sentir mejor y mejore tu calidad de vida. Sólo tienes que considerar qué actividades te gustan más y qué esperas conseguir manteniéndote activo. Un profesional del ejercicio puede ayudarte a desarrollar un programa adaptado a tus necesidades y objetivos.
Consejos para los profesionales del ejercicio:
Cada vez es más evidente que los beneficios de la actividad física regular se pueden observar en todas las etapas de la vida, desde los niños más pequeños hasta las personas más mayores. Varios estudios importantes han puesto de relieve los efectos positivos de la actividad física regular en personas de edad avanzada que antes se consideraban «demasiado mayores» o «demasiado frágiles» para realizar ejercicio.
Existen varias razones por las que las personas de edad avanzada y más frágiles suelen ser las más sedentarias. En primer lugar, muchos de estos individuos no se consideran candidatos adecuados para la actividad física y desconocen los amplios beneficios que pueden obtener aumentando sus niveles de actividad. Es posible que no se den cuenta de que personas como ellas realizan actividad física regularmente.
En segundo lugar, durante muchos años, los profesionales del ejercicio dudaban en incluir a las personas mayores en los programas de actividad física, incluso los de ligera intensidad. Recientemente, las organizaciones profesionales y los consejos de ética han reconocido que los beneficios de la actividad física superan con creces los riesgos mínimos que comportan.
Por último, muchos programas de ejercicios tradicionales, diseñados originalmente para adultos de mediana edad y más jóvenes, no siempre se adaptan bien a las poblaciones más frágiles o de edades más avanzadas. Sin embargo, ahora existen numerosos programas basados en la evidencia diseñados específicamente para satisfacer las necesidades de las personas mayores y frágiles, que ofrecen modos seguros y efectivos de mantenerlas activas.
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